Es una prueba sencilla, rápida, que no produce ninguna molestia (es indoloro) y no tiene ningún riesgo para el paciente, solo detecta la actividad eléctrica del corazón en reposo.
Se colocan pequeñas ventosas que se adhieren a la piel (electrodos) en determinados puntos del pecho, brazos, y piernas, y estos se conectan a una máquina de ECG.
Posteriormente, se mide la actividad eléctrica del corazón y se imprime.
No requiere preparación previa.
Tiempo aproximado de duración del examen: 20 minutos.